miércoles, 29 de abril de 2009

Gripe porcina


La gripe porcina, influenza porcina o gripe norteamericana (según la Organización Mundial de Sanidad Animal), es una enfermedad infecciosa causada por cualquier virus perteneciente a la familia Orthomyxoviridae y que ha resultado endémica en poblaciones porcinas. Estas cepas virales, conocidas como virus de la influenza porcina o SIV (por las siglas en inglés de «Swine Influenza Viruses») han sido clasificadas en Influenzavirus C o en alguno de los subtipos del género Influenzavirus A (siendo los más conocidos H1N1, H1N2, H3N1 y H3N2).[1] [2] [3] [4] .
Las personas que trabajan con
aves de corral y con cerdos, especialmente aquellas que se hallan expuestas intensamente a este tipo de animales, tienen mayor riesgo de infección en caso de que éstos porten alguna cepa viral que también sea capaz de infectar a los humanos. Los SVI pueden mutar en un estado que les permite ser contagiados de persona a persona. Se cree que el virus responsable del brote de gripe porcina de 2009 ha sufrido de esta mutación. Los síntomas de la enfermedad son muy parecidos a los de la gripe, figurando escalofríos, fiebre, faringitis, dolores musculares, fuertes dolores de cabeza, tos, cansancio y malestar general, como los principales percepciones médicas vinculadas con ésta.


Sintomatología
Los animales pasan por un cuadro respiratorio caracterizado por
tos, estornudos, temperatura basal elevada, descargas nasales, letargia, dificultades respiratorias (frecuencia de respiración elevada además de respiración bucal) y apetito reducido. La excreción nasal del virus puede aparecer aproximadamente a las 24 horas de la infección. Las tasas de morbilidad son altas y pueden llegar al 100 por ciento, aunque la mortalidad es bastante baja y la mayoría de cerdos se recuperan tras unos 5 o 7 días tras la aparición de los síntomas.
La transmisión de la enfermedad se realiza por contacto a través de secreciones que contengan el virus (a través de la tos o el estornudo, así como por las descargas nasales).
La gripe porcina infecta a algunas personas cada año, y se encuentra típicamente en aquellos que han estado en contacto con cerdos de forma ocupacional, aunque también puede producirse transmisión persona-a-persona. Los síntomas en seres humanos incluyen: aumento de secreción nasal, tos, dolor de garganta, fiebre, malestar general, perdida del apetito, dolor en las articulaciones, vómitos, diarrea y en casos de mala evolución, desorientación, pérdida de la conciencia y ocasionalmente puede terminar en la muerte.



Prevención y tratamiento en humanos
Las medidas de prevención adecuadas contra las diversas formas de gripe son las que buscan evitar la transmisión —como el aislamiento, o el uso de mascarillas— y las vacunas, que preparan el sistema inmunitario para resistir la infección cuando ésta se produce. Las distintas cepas de la gripe, incluida la gripe estacional común, son suficientemente distintas como para que la vacuna contra una no sea efectiva contra otras; la que se ha estado administrando para la gripe estacional no tiene ningún valor preventivo frente a la gripe porcina de 2009. Después de la crisis de
gripe aviaria de 2005, los organismos internacionales y los sistemas sanitarios se prepararon para abordar el desarrollo y producción de vacunas específicas con que afrontar sin demoras una posible pandemia.
El uso de antibióticos, aunque puede ser apropiado a veces —sólo en caso de infección simultánea con bacterias y bajo indicación médica— no tiene ningún valor preventivo, y sí los inconvenientes característicos del abuso de antibióticos: probable desarrollo de sensibilidad por el paciente, lo que anula la utilidad futura del tratamiento, y estímulo al desarrollo evolutivo de resistencia por las bacterias.
El tratamiento sintomático es el propio de las gripes, basado principalmente en analgésicos. Sin embargo hay que tener en cuenta que en niños y adolescentes se considera contraindicado el uso de aspirina (ácido acetilsalicílico) en caso de infección severa por los virus A o B de la gripe (el brote de gripe porcina de 2009 es de tipo A) o por el virus de la varicela, por el riesgo de que se produzca un cuadro poco común pero grave llamado
síndrome de Reye; para los pacientes de menos de 19 años se recomienda por ello el uso de analgésicos alternativos.
El tratamiento causal se basa en antivirales, sustancias que interfieren con la multiplicación del virus. Hay dos clases de antivirales inicialmente útiles contra la gripe, de las que una —la de los inhibidores de la enzima vírica llamada neuraminidasa— conserva la efectividad y la capacidad de evitar un desarrollo grave de la gripe cuando se necesita. Son dos las sustancias de esta clase, el oseltamivir, cuyo nombre comerial es Tamiflu, y el zanamivir, cuyo nombre comercial es Relenza. Después de la alarma producida en 2005 por la gripe aviaria, los gobiernos han acumulado las dosis consideradas necesarias para frenar una posible pandemia y evitar sus consecuencias.



Vacunación porcina
Las estrategias de
vacunación para el control y prevención de SIV en granjas porcinas incluyen típicamente el uso de 1 de muchas vacunas contra SIV bivalentes disponibles comercialmente en los Estados Unidos. De 97 cepas aisladas recientemente de H3N2, sólo 41 tenían fuertes reacciones serológicas cruzadas con antisuero a 3 de las vacunas comerciales contra SIV. Ya que la capacidad protectora de las vacunas de gripe dependen principalmente de la cercanía y similaridad entre el virus de la vacuna y el virus que causa la epidemia, la presencia de variantes no reactivas de H3N2 SIV sugiere que las vacunas comerciales actuales podrían no proteger efectivamente a los cerdos de infecciones por una gran mayoría de virus H3N2.


Virus H5N1
El virus de la gripe aviaria
H3N2 es endémico para poblaciones de cerdos en China y se ha detectado también en Vietnam, aumentando las preocupaciones sobre la emergencia de nuevas cepas variantes. Se ha encontrado que los cerdos pueden ser portadores de virus de la gripe aviaria y de humanos, los cuales pueden combinarse (p.ej., intercambio de genoma homólogo mediante reordenación genética de sub-unidades) con el virusH5N1, haciendo un traspaso de genes y mutando en una nueva forma que podría transmitirse fácilmente entre humanos.[9]
En agosto de 2004, investigadores chinos hallaron la cepa H5N1 en cerdos.[10] En el 2005 se descubrió que el H5N1 podría infectar hasta la mitad de la población porcina en algunas áreas de Indonesia, aunque sin causar sintomatología.[cita requerida] Chairul Nidom, virólogo del centro de enfermedades tropicales en la Universidad Airlangga enSurabaya, Java Oriental, condujo una investigación independiente; se analizó la sangre de 10 cerdos aparentemente saludables y que se encontraban en granjas porcinas cercanas a Java Occidental donde la gripe aviaria había causado estragos. Cinco de las muestras contenían el virus H5N1. Diversos estudios clínicos realizados por el gobierno de Indonesia han encontrado resultados similares en la región. Pruebas adicionales hechas en 150 porcinos fuera de esa área mostraron ser negativos.[11] [12]


Historia

Pandemia de 1918
Artículo principal:
Gripe española
En la primavera de 1918, un virus de gripe aviaria mutó a una variante humana bastante severa causando una pandemia en tan sólo pocos meses. Se creía originalmente que la cepa evolucionó de una mezcla de virus de la gripe porcina (al que los humanos son más susceptibles) y de la gripe aviar, con las dos cepas combinándose en un cerdo infectado por ambas al mismo tiempo. En análisis posteriores en muestras de tejidos recuperados de ese año revelaron que se trataba de la mutación de un virus de gripe aviaria y no hubo tal combinación con virus de gripe porcina.

Brote de 1976 en Estados Unidos
El 5 de febrero de 1976, un soldado recluta en Fort Dix manifestó sentirse agotado y débil. Murió al día siguiente y cuatro de sus compañeros tuvieron que ser hospitalizados. Dos semanas luego de su muerte, se anunció por parte de autoridades de salud que la causa de muerte fue debida a un virus de gripe porcina y que esa cepa específica parecía estar estrechamente relacionada con la cepa involucrada en la pandemia de gripe de 1918. El departamento de salud pública decidió tomar medidas para evitar otra
pandemia de iguales proporciones, y se le notificó al presidente Gerald Ford que debía hacer que cada ciudadano de los EE. UU. estuviera vacunado contra la enfermedad. Aunque el programa de vacunación estuvo plagado de problemas de relaciones públicas y todo tipo de retrasos, se vacunó aproximadamente un 24% de la población hasta el momento de su cancelación.
Se estima en cerca de 500 casos la aparición de
síndrome de Guillain-Barré, causados probablemente por una reacción inmunopatológica a la vacuna y de los cuales 25 terminaron en muerte por complicaciones pulmonares severas. Hasta la fecha, no se han encontrado otras vacunas de la gripe vinculadas al síndrome de Guillain-Barré.

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